Las principales barreras para innovar en #ConversacionesLefebvre
16 de septiembre de 2019La innovación es ser capaz de entender el cambio en las necesidades de los clientes y anticiparse. Las principales barreras surgen del miedo al cambio y la
La innovación es ser capaz de entender el cambio en las necesidades de los clientes y anticiparse. Las principales barreras surgen del miedo al cambio y la posibilidad de un alto coste asociado a la inversión en tecnología. El mercado se ha vuelto muy competitivo y eso quiere decir que sólo los que sepan aportar valor podrán sobrevivir y no podemos obviar que la tecnología es una herramienta clave para la diferenciación, pero la innovación es un proceso de reflexión estratégico indispensable para esa diferenciación.
En el Estudio de innovación en el sector jurídico realizado por Lefebvre en el 2018 se identifica que mientras casi el 76% de los abogados y más del 81% de los asesores en España están concienciados con la necesidad de innovar en sus estructuras, la implementación dista mucho de ser una realidad. Es decir, para llevar a cabo los procesos de innovación aún existen muchas barreras que superar y principalmente superar el miedo al cambio junto a la creencia de que se requieren grandes inversiones. Así pues, que la innovación es necesaria, no es el punto de partida de reflexión para los despachos y asesorías. Los clientes demandan hacer las cosas de diferente manera y además, es necesario diferenciarse en un mercado en que la capacitación técnica no es diferencial. En el sector, falta el impulso, romper las barreras y empezar el camino de incorporar la innovación como cultura de trabajo y los primeros pasos siempre son difíciles y requieren determinación. En esta conversación en la azotea tuvimos la oportunidad de conversar con Inmaculada Castelló, Socia de Pinsent Masons, uno de los despachos más innovadores europeos que se estableció en España recientemente. La innovación forma parte de la identidad de un despacho, desde sus materiales de presentación su comunicación y especialmente los servicios que se ofrecen. La tecnología es una herramienta al servicio de la mejora de los procesos y de la eficiencia. Para impulsar este cambio aparecen nuevas figuras en las firmas que ayudan a liderar estos proyectos como Carlos Álvarez López, Chief Digital Officer en Gómez- Acebo & Pombo. La incorporación de profesionales expertos ayuda a establecer planes concretos y a establecer las pautas para el cambio cultural. La comunicación y la formación ayudan a romper las resistencias. Así pues, estamos asistiendo a la incorporación de ingenieros, informáticos, periodistas que ayudan a la diversidad en la toma de decisiones y por supuesto aportan nuevos puntos de vista. Otra idea equivocada es que la innovación requiere de una gran inversión. Es un error porque la innovación proviene de replantear los procesos, la manera de prestar servicios y sobre todo escuchar al cliente. Está claro que la tecnología ayuda, pero viene al final del camino, antes hay que averiguar cuáles son los puntos de mejora, cómo deconstruir para construir. También se puede aprender de otros modelos de éxito disruptivos de otros sectores para importarlos al sector legal y de asesorías. Por eso es importante implantar dinámicas que favorezcan la innovación, incorporar profesionales y generar dialogo constante con los clientes. Existen variaciones en los modelos que no requieren coste, pero si una visión de un líder y la capacidad de convencer a toda la organización. Es importante entender que la innovación busca el largo plazo y no la rentabilidad en el corto. Según Peter Drucker, “La innovación y su medición es la única competencia medular que necesitan todas las organizaciones.” Una cultura innovadora se define como el conjunto de actitudes, experiencias, procesos, principios para adelantarse de manera proactiva a lo que el mercado de referencia va a necesitar. Pero desafortunadamente, estos elementos son muy resbaladizos y difíciles de medir. Las mediciones pueden basarse en los proyectos, en los resultados empresariales y en el impacto de diferenciación en el mercado. Cada proceso de innovación debe estar diseñado para un objetivo concreto y en función de ese objetivo se deberán diseñar las herramientas o estrategias de medición. El miedo a la innovación proviene del miedo al fracaso. En España, el fracaso ha sido paralizador para el emprendimiento, no ha sido bien visto. No obstante, los procesos innovadores requieren de prueba y ensayo, de los fracasos también se obtiene un gran aprendizaje. Lo importante es estar en movimiento, seguir observando y establecer un dialogo permanente con los clientes. No hay duda, la innovación es el camino para competir en el futuro y el mayor reto que tienen los despachos y las asesorías del futuro. Eugenia Navarro, profesora de ESADE y CEO de Tama Projects