¿Vamos más allá? Reflexión de José Angel Sandín, CEO de Lefebvre
2025

José Ángel Sandín, CEO de Lefebvre.
En el ámbito del Derecho, toda la vida la excelencia se ha medido por el conocimiento técnico. Sin embargo, hoy en día ese conocimiento no es suficiente. En un entorno marcado por la disrupción tecnológica, la inmediatez de la información y la irrupción de la inteligencia artificial, los despachos y asesorías jurídicas están llamados a dar un paso para ir más allá. No se trata solo de dominar las leyes, sino de comprender las realidades que las inspiran, anticipar los riesgos y transformar el saber jurídico en valor tangible para los clientes y para la sociedad.
Desde Lefebvre, llevamos años acompañando a abogados, asesores y expertos en este proceso de transformación. Ir más allá es una invitación para repensar la práctica jurídica con inteligencia colectiva, innovación y tecnología. Entender que el conocimiento jurídico tiene el propósito de guiar, inspirar y construir futuro. Y hacerlo juntos.
El Informe Brand in Law, el primer estudio de percepción de Marca del sector legal en España, confirma esta realidad. Los atributos que más valoran los clientes no son ya solo la calidad técnica o la reputación, sino la capacidad resolutiva, el criterio, la empatía y la visión a largo plazo. La confianza sigue siendo el cimiento de toda relación, pero hoy se construye de forma diferente: escuchando, comprendiendo y colaborando. Como señala uno de los general counsels entrevistados, “no necesitamos abogados que nos devuelvan la decisión, sino que nos ayuden a tomarla”.
Esa frase sintetiza el cambio. El asesor jurídico del siglo XXI debe anticiparse, no puede limitarse a reaccionar. No basta con conocer la norma y cómo aplicarla, hay que entender el negocio, el contexto y el impacto. De esta manera convergen el propósito, la eficiencia y la ética, tres valores esenciales para cualquier despacho con vocación de futuro.
La tecnología, y especialmente la inteligencia artificial, se perfila como la gran aliada de este viaje. Pero la tecnología nunca sustituirá al ser humano. En realidad, su función es amplificar el talento, liberar tiempo para pensar y poner el foco donde el valor es más alto: en el criterio. Las firmas que lo interioricen, que sepan integrar la IA con propósito y gobernanza, serán las que ganen en reputación y confianza. Porque en el nuevo ecosistema digital, la visibilidad y la reputación también se entrenan. Cada interacción, cada dato, cada publicación alimenta un sistema de inteligencia que proyecta o diluye la marca.
Por eso, ir más allá significa entender la tecnología no como una amenaza, sino como una extensión del pensamiento jurídico. Significa completar con ética, empatía y criterio cualquier avance tecnológico; significa recordar que detrás de cada algoritmo hay una persona que busca respuestas claras y fiables. Esa es la verdadera esencia del asesoramiento jurídico, transformar la complejidad en confianza.
En Lefebvre creemos que nada ocurre por casualidad. Conocimiento, colaboración y propósito con fundamentales para poder avanzar. Nuestra misión es ser el compañero de viaje de aquellos abogados y asesores que quieren ir más allá, poniendo a su alcance contenidos y herramientas tecnológicas excelentes que les permitan evolucionar al ritmo del cambio tecnológico.
A través de la Cátedra URJC-Lefebvre de Derecho de los Negocios y Tecnología Aplicada a las Mejores Prácticas Jurídicas, de nuestras soluciones de IA jurídica aplicada, y de las iniciativas que llevamos a cabo, trabajamos para conectar talento, tecnología y personas. Porque estamos convencidos de que el futuro no depende de la digitalización en sí misma, sino de cómo la utilizamos para mejorar la práctica profesional y el servicio a la sociedad.
El desafío, en última instancia, no es tecnológico sino cultural. Requiere valentía para cuestionar lo establecido, humildad para aprender y ambición para construir algo mejor. Los despachos y asesorías jurídicas que logren combinar estos tres elementos serán las verdaderas marcas de referencia en la abogacía del futuro.
En esta historia de adaptación y evolución, toca dar el siguiente paso. Ir más allá no es un destino, es una actitud. Es entender que el conocimiento solo tiene valor cuando se comparte y que la innovación jurídica no se mide en algoritmos, sino en impacto humano. Desde Lefebvre seguiremos insistiendo y apoyando siempre ese viaje.
