Un estudio realizado por el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y la Universidad de Évora en Portugal sugiere que existe un potencial considerable para la mejora ambiental en Europa, con aproximadamente 117 millones de hectáreas, o un cuarto de la región, que podrían beneficiarse de la regeneración de sus ecosistemas naturales.
Este informe se presenta en el contexto de los objetivos de la Unión Europea (UE) de incrementar la extensión de territorio natural protegido al 30% y restablecer áreas dañadas con potencial para la conservación de la naturaleza. La renaturalización, el proceso de regenerar ecosistemas naturales a través de la restauración de funciones ecológicas, biodiversidad y la reducción de la presión humana sobre el territorio, se presenta como una estrategia viable.
Para cumplir con estos objetivos, las dos instituciones han desarrollado una metodología para identificar áreas en Europa con potencial de renaturalización y asistir a los estados en sus esfuerzos para expandir las áreas naturales protegidas. De acuerdo con su análisis, un cuarto de Europa cumple con los criterios para implementar una renaturalización, ya sea pasiva o activa.
El MNCN-CSIC explica que la renaturalización pasiva implica gestionar procesos naturales, como el aumento de la conectividad ecológica que facilita el movimiento de especies desde áreas con exceso de población a áreas con poblaciones deficientes o ausentes debido a extinciones locales previas.
Diogo Alagador, investigador posdoctoral de la Universidad de Évora, añade que, aunque el 70% de estas áreas se encuentran en las zonas más frías de Europa (Escandinavia, Escocia, estados bálticos), la península Ibérica posee un alto potencial para la renaturalización pasiva.
Alagador también detalla que la renaturalización activa se realiza a través de la reintroducción de especies clave en los ecosistemas, especialmente cuando las especies de herbívoros y carnívoros cruciales han desaparecido y es improbable su recolonización natural. Esta estrategia podría ser útil en diversos hábitats de Croacia, Cerdeña, el sur de Francia, los Países Bajos, Dinamarca, Suecia o Noruega.
Por último, Miguel B. Araújo, investigador del MNCN, destaca que reemplazar la gestión rural por una gestión natural, centrada en recuperar hábitats con mínima presencia humana, ofrece interesantes oportunidades para actividades económicas relacionadas con el ocio y el turismo. Araújo subraya que varios países podrían aprovechar las áreas despobladas para ampliar las zonas con mayor protección ambiental, lo cual contribuiría al desarrollo de la estrategia europea para la biodiversidad en el horizonte 2030.