Una auditoría ESG examina en detalle el trato de una empresa hacia elementos críticos de sostenibilidad: Ambiental, Social y de Gobernanza, comúnmente agrupados bajo el término ESG, por sus siglas en inglés.
El estudio ESG aborda, por tanto, estos tres aspectos fundamentales:
La metodología de la auditoría ESG se basa en la recopilación y análisis de información clave de la empresa, incluyendo políticas, procedimientos, informes y datos cuantitativos. Los auditores evalúan el impacto de las operaciones y actividades de la organización en el medio ambiente, la sociedad y los grupos de interés, y determinan si se están cumpliendo los estándares y regulaciones establecidos.
Los estándares de auditoría ESG se fundamentan en principios y guías ofrecidos por entes globales, como SASB, TCFD, GRI y ESRS, entre otros. Estos marcos aseguran reportes y prácticas consistentes en ESG.
En la auditoría ESG, es importante que los auditores sean imparciales y objetivos en su evaluación. Para ello, deben contar con una formación especializada en esta metodología y estar familiarizados con los estándares y regulaciones internacionales en la materia. Además, deben tener en cuenta los riesgos y desafíos específicos de cada industria y sector, para poder evaluar de manera efectiva el desempeño de la empresa.
Realizar una auditoría ESG es vital en un clima global enfocado en la responsabilidad corporativa, ya que identifica y gestiona riesgos relevantes y potencia la imagen de la empresa ante consumidores e inversores preocupados por estos temas. Adicionalmente, impulsa la mejora continua y favorece la innovación en sostenibilidad.
El esquema general de una auditoría ESG incluye los siguientes puntos:
– Definir objetivos: Establecer lo que se pretende lograr con la auditoría, como asegurar la adherencia a las políticas de sostenibilidad o mejorar las prácticas existentes.
– Selección de estándares o marcos de referencia: Escoger los criterios pertinentes según estándares internacionales, como los Principios de Inversión Responsable de las Naciones Unidas, GRI (Global Reporting Initiative), o SASB (Sustainability Accounting Standards Board).
– Determinación de cobertura: Establecer las áreas de la empresa que serán evaluadas, así como las operaciones específicas, subsidiarias o divisiones.
– Fijación de la duración: Definir el tiempo estimado para completar la auditoría, garantizando que sea factible obtener y evaluar la información necesaria.
– Recopilación de información cuantitativa y cualitativa: Esta puede incluir el uso de energías renovables, emisiones de gases efecto invernadero, políticas de diversidad e inclusión, datos sobre la cadena de suministro, etc.
– Encuestas y entrevistas: Realizar consultas a empleados, clientes, proveedores y otras partes interesadas para obtener perspectivas adicionales.
– Revisión de documentación: Examina informes de sostenibilidad, registros de cumplimiento, actas de reuniones y políticas internas.
– Auditoría in situ: Visitar las instalaciones para observar las operaciones y hablar directamente con el personal.
– Análisis de la información: Comparar los datos recopilados con los criterios ESG seleccionados para detectar áreas de desempeño fuertes y débiles.
– Identificación de discrepancias y áreas de mejora: Buscar inconsistencias entre la práctica reportada y la realidad observada.
– Evaluación de riesgos: Identificar y analizar los riesgos ESG, tanto actuales como futuros.
– Elaboración de un informe de auditoría: Presentar los hallazgos de la auditoría de manera clara y objetiva, incluyendo aspectos positivos, oportunidades de mejora, y cualquier incumplimiento de políticas o estándares.
– Recomendaciones prácticas: Proporcionar sugerencias específicas para mejorar la gestión ESG de la organización basadas en las mejores prácticas del sector.
– Verificación externa: Si es aplicable, una tercera parte independiente puede verificar la exactitud y confiabilidad del informe de auditoría para otorgar una certificación.
– Certificación ESG: Obtener una certificación como B Corp, ISO 14001, o cualquier otra que sea relevante, la cual puede aportar credibilidad y reconocimiento al compromiso de la empresa con la sostenibilidad.
Es vital que durante todo el proceso de auditoría ESG se mantenga una comunicación clara y transparente con todas las partes interesadas, incluyendo la alta dirección y, si es aplicable, los inversores y el público en general.
Una checklist de auditoría ESG es esencial para garantizar un cubrimiento exhaustivo y efectivo del proceso. Los pasos varían desde definir el alcance, entender el contexto de la compañía, hasta evaluar datos, reportarlos y, si es el caso, obtener certificación y comunicar los resultados.
Una checklist de auditoría ESG para una organización típica sería la siguiente:
– Evaluación de políticas ambientales de la empresa.
– Verificación de metas de sostenibilidad y programas de responsabilidad medioambiental.
– Revisión de compromisos con acuerdos y regulaciones ambientales internacionales.
– Análisis de la eficiencia energética y el uso de energías renovables.
– Evaluación del consumo de agua y gestión de recursos hídricos.
– Revisión de la gestión de materiales y la optimización en el uso de recursos.
– Revisión de políticas de reciclaje y reutilización.
– Evaluación de la gestión de residuos peligrosos.
– Verificación del tratamiento y disposición adecuada de residuos.
– Revisión de informes de gases de efecto invernadero (GEI) y emisiones contaminantes.
– Evaluación de iniciativas de reducción de la huella de carbono.
– Verificación de la compensación de emisiones (créditos de carbono, reforestación).
– Evaluación del impacto de las operaciones en hábitats naturales y biodiversidad.
– Revisión de iniciativas para la conservación y protección ambiental.
– Evaluación del cumplimiento de los derechos laborales y las normativas.
– Verificación del respeto a la diversidad y la inclusión en el lugar de trabajo.
– Análisis de medidas contra el trabajo infantil y trabajo forzado.
– Revisión de políticas y registros de salud y seguridad en el trabajo.
– Evaluación de la capacitación y la prevención de riesgos laborales.
– Verificación de la gestión de incidentes y las estadísticas de accidentabilidad.
– Evaluación de la relación de la empresa con las comunidades locales.
– Revisión de programas de inversión social y desarrollo comunitario.
– Análisis de mecanismos de consulta y comunicación con actores locales.
– Evaluación de políticas de contratación, formación y promoción.
– Verificación de sistemas de compensación, beneficios y balance vida-trabajo.
– Revisión de mecanismos de quejas y solución de conflictos.
– Evaluación de la estructura de gobierno corporativo.
– Revisión de la independencia y composición del consejo directivo.
– Análisis de conflictos de interés y prácticas éticas.
– Revisión de mecanismos de identificación y gestión de riesgos ESG.
– Evaluación del cumplimiento de regulaciones legales y marcos de reporte como GRI, SASB o TCFD.
– Verificación de políticas anticorrupción y prevención de prácticas ilícitas.
– Revisión de la publicación de reportes ESG periódicos y su veracidad.
– Evaluación de la comunicación con accionistas y la respuesta a inquietudes ESG.
– Análisis de la política de divulgación y manejo de información
Hay que tener en cuenta que cada empresa es única, por lo que la lista de verificación se debe adaptar al tamaño de la organización, la industria en la que opera, la jurisdicción legal y otros factores específicos. Además, la auditoría debe estar alineada con los estándares y prácticas internacionales pertinentes para garantizar la consistencia y credibilidad de los hallazgos.
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