Actualmente estamos en un periodo de transición en términos de gobierno ambiental, social y corporativo (ESG). La introducción de regulaciones globales transformará esta área de la estrategia empresarial de un beneficio opcional a un componente fundamental. Existen cada vez más pruebas que evidencian la relación positiva entre sostenibilidad y lucro financiero, siempre y cuando se maneje correctamente.
A medida que el ESG se vuelve una prioridad para las organizaciones, es crucial entender los desafíos a enfrentar para implementar la sostenibilidad en sus operaciones comerciales.
El reto más grande para el mercado es llegar a un acuerdo sobre los datos de ESG y garantizar un acceso a dicha información. En gran parte, se debe a la falta de una guía o normativa universal para la información ESG. A diferencia de los informes financieros convencionales, los informes de ESG no tienen regulaciones sobre su contenido ni un procedimiento obligatorio de auditoría para verificar la información presentada.
Esto no solo complica la evaluación precisa y la comparación de datos entre distintas compañías, sino que genera una presión excesiva en el mercado sobre el rendimiento de las iniciativas ESG.
Para lidiar con la falta de uniformidad en la comunicación corporativa de ESG, el Consejo Internacional de Estándares de Sostenibilidad (ISSB) está trabajando en una “base global y completa de referencia”, y las primeras directrices de comunicación climática se publicarán a finales de 2022.
El desafío inminente de los mercados es motivar a más empresas privadas, incluyendo las pequeñas y medianas empresas, para que revelen sus datos de ESG. Los participantes del sector privado suelen ser más reacios a compartir sus estadísticas de ESG que otros sectores.
Según ESG Investor, los sectores de capital privado y de riesgo han sido criticados severamente por los líderes políticos debido a su postura desfavorable respecto a la sostenibilidad. En particular, se debe poner atención en las pequeñas y medianas empresas, ya que representan más del 90% de las empresas a nivel global y más del 50% de la fuerza laboral, contribuyendo con más del 40% del PIB de los mercados emergentes, de acuerdo al Banco Mundial.
Las pymes tendrán un papel fundamental en la transición global hacia una economía sostenible, pues es mucho más sencillo incorporar aspectos de ESG en una empresa en desarrollo temprano que en grandes organizaciones globales.
A nivel individual, las empresas se enfrentan a una serie de desafíos clave:
A medida que avanzamos en este periodo de transición, es esencial entender que la adopción y la aplicación efectiva de una estrategia ESG no es una tarea sencilla. Requiere un enfoque multifacético y a largo plazo, junto con la disposición de abordar temas que pueden ser difíciles o desafiantes.
Tanto la cooperación global como la voluntad de compartir información y experiencias serán cruciales para asegurar que las empresas, independientemente de su tamaño o sector, puedan adaptarse a este nuevo paisaje corporativo de manera eficaz.
En conclusión, incorporar una estrategia de ESG y enfrentar los desafíos que conlleva no solo es importante para cumplir con las regulaciones y estándares globales, sino también puede abrir nuevas oportunidades para las empresas. Aquellas compañías que logren gestionar estos desafíos de manera efectiva estarán en una mejor posición para disfrutar de beneficios a largo plazo, para ellos mismos, para sus inversores y para el planeta.