El Parlamento Europeo y los Veintisiete han llegado a un acuerdo para fortalecer las normas de protección del consumidor que incluyen el “derecho a reparar“.
Esto significa que, en caso de que dispositivos como televisores, lavadoras o teléfonos móviles se averíen, el cliente tiene el derecho de exigir su reparación en lugar de reemplazarlos. En este caso, la garantía del artículo se extenderá por doce meses adicionales. Sin embargo, esta reforma aún debe ser aprobada por el pleno del Parlamento Europeo y el Consejo antes de convertirse en ley.
Esto obligará a los fabricantes a realizar reparaciones “en un plazo razonable“ y, si no son gratuitas, a un “precio razonable“, para promover la opción de la reparación.
Además, los consumidores podrán elegir entre la reparación y la sustitución de productos defectuosos durante el plazo de responsabilidad del vendedor que se encuentra en la garantía. Si se opta por la reparación, la responsabilidad del vendedor se ampliará por 12 meses a partir del momento en que el producto sea reparado, aunque cada país puede decidir ampliar aún más este plazo.
La nueva ley establece que aquellos compradores que elijan reparar su producto tendrán la opción de recibir un dispositivo de sustitución prestado mientras se arregla el suyo o elegir uno reacondicionado como alternativa.
Además, se creará un formulario europeo de reparación que los consumidores podrán pedir a cualquier taller para conocer las condiciones y precios de la reparación y así poder comparar ofertas. El formulario es opcional para los talleres, pero si lo ofrecen, estarán obligados a cumplir con sus condiciones.
También se lanzará una plataforma online para conectar a los consumidores con talleres y vendedores de productos renovados en su área, lo que facilitará la búsqueda de servicios de calidad y aumentará la visibilidad de los talleres.
Según datos de la Comisión Europea, cada año se generan 35 millones de toneladas de residuos, 30 millones de toneladas de recursos y 261 millones de toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero en la Unión Europea, a pesar de que muchos de los productos descartados podrían repararse fácilmente y prolongar su vida útil.