La última edición de los premios Green Alley Awards otorgó el primer lugar a la empresa de Ucrania, S.Lab, por su propuesta de un embalaje totalmente biodegradable. Esta solución se fabrica con micelio y tallos de cáñamo en lugar del poliestireno expandido (EPS).
“Necesitamos repensar la forma en que usamos los recursos e investigar nuevas oportunidades que nos permitan utilizar más materiales renovables, readaptar el uso actual de los recursos y disminuir la generación de residuos”, ha incidido la cofundadora y directora ejecutiva de la compañía ganadora, Julia Bialetska.
S.Lab, ganadora del primer puesto, ha recibido 25.000 euros que se destinarán a la comercialización del producto, con el objetivo de generar más impacto y llevar a cabo una economía circular. Según Bialetska, esta propuesta se fundamenta en la idea de “hacer del embalaje un servicio” y recogerlo de manera que pueda ser “reutilizado en múltiples ciclos de entrega”.
“El uso de embalajes y paquetería ha supuesto una pesada carga para el medio ambiente, y la gestión de este residuo se enfrenta a un desafío debido a su reciclabilidad”, ha asegurado el CEO de Grupo Landbell y creador del premio, Jan Patrick Schulz.
El jurado destacó la propuesta de la empresa ganadora por la similitud de sus propiedades de embalaje al EPS, así como por el origen vegetal de los componentes usados, como el cáñamo y los hongos, más concretamente su micelio. Además, la empresa ha destacado con su proyecto la construcción de pequeñas fábricas con líneas de producción automatizadas y un circuito cerrado ubicado en contenedores de 12 metros para la fabricación de los embalajes.
Green Alley Award, el primer premio europeo de economía circular organizado por ERP, Grupo Landbell, registró un total de 226 proyectos procedentes de 25 países europeos. España fue el cuarto país con mayor número de proyectos (20), seguido de Alemania (68), Italia (33) y Reino Unido (28).
La mayoría de los proyectos se centraron en soluciones para residuos textiles, municipales, de envases y alimenticios. Los seis proyectos finalistas participaron en sesiones de tutoría con expertos para mejorar sus conceptos iniciales, modelos de negocio y otras áreas como el desarrollo comercial, la gestión de la cadena de suministro, marketing, normativa y políticas de economía circular.
Previo al veredicto del jurado, seis startups dieron a conocer sus ideas de negocios en una ceremonia celebrada en Berlín. Entre ellas se encontraba la española Bcome, una plataforma que busca promover una trazabilidad responsable de suministros para empresas de moda.
Los otros cuatro competidores ofrecían un marketplace para pymes, una plataforma de compraventa de equipos eléctricos y electrónicos usados, una solución para conectar a los recicladores “informales” con el mercado de plástico reciclado, y una tecnología de análisis de materiales para compuestos plásticos que permite mejorar el control de calidad de este material reciclado.