Según los autores del informe, 231 millones de trabajadores estuvieron expuestos a olas de calor en 2020, un 66% más que en 2000. 4.200 trabajadores de todo el mundo murieron como consecuencia de las olas de calor en 2020. 9 de cada 10 trabajadores de todo el mundo estuvieron expuestos a un calor excesivo (excluidas las olas de calor). Y 8 de cada 10 accidentes laborales debidos al calor extremo se produjeron fuera de los periodos de olas de calor.
Tras analizar la legislación nacional destinada a combatir el estrés térmico en 21 países de todo el mundo, los autores lamentan que las medidas de protección de la salud y la seguridad en el trabajo en este ámbito «tienen dificultades para mantenerse al día». «Aunque existen disposiciones en la legislación nacional para proteger a los trabajadores del calor excesivo, en la mayoría de los casos son de carácter general y no abordan adecuadamente los crecientes peligros asociados al cambio climático a los que muchos trabajadores se enfrentan a diario», informan.
Entre 2000 y 2020, la proporción de trabajadores expuestos a golpes de calor* en Europa y Asia Central registró el mayor aumento del mundo (+17,3%, casi el doble del aumento medio mundial de +8,8% durante el periodo). Estas regiones también han registrado un fuerte aumento de la proporción de accidentes laborales relacionados con el calor desde 2000, con un incremento del 16,4%. Las Américas registraron el mayor aumento de accidentes laborales por estrés térmico desde 2000 (+33%), «quizá debido a las temperaturas más altas en regiones donde los trabajadores no están acostumbrados al calor», especulan los autores.
En África, el estrés térmico en el lugar de trabajo afecta al 92,9% de la población activa.
Los autores señalan que una temperatura corporal superior a 38°C deteriora las funciones físicas y cognitivas, y que una temperatura corporal superior a 40,6°C aumenta considerablemente el riesgo de daños orgánicos, pérdida de conciencia y muerte.
* La OIT define el estrés térmico en el trabajo como «el estado en el que el exceso de calor se almacena en el cuerpo de un trabajador y, si no se libera al medio ambiente, aumentará la temperatura corporal, provocando riesgos para la salud y una reducción de la productividad». El estrés térmico se asocia a «diversos efectos adversos para la salud en el lugar de trabajo, como el síncope por calor, el agotamiento por calor y la insolación».