Los informes no financieros de 2024 (informes no financieros o documentación pública publicada por las empresas) de 100 grandes empresas actualmente sujetas a la directiva NFRD sobre el estado de preparación de los efectivos han sido estudiados por la consultora Frank Bold.
Antes de la entrada en vigor el año que viene de los informes de sostenibilidad (introducidos por la CSRD y las normas ESRS), ¿cómo están presentando ya esta información? ¿Queda mucho por hacer?
El estudio publicado por Frank Bold en noviembre ofrece algunas respuestas y formula una serie de recomendaciones. Las empresas cuya información se analizó operan en 5 sectores «críticos»: textil, energía, transporte por carretera, agricultura y finanzas. El estudio se centró en cuatro temas clave de la información sobre sostenibilidad:
– evaluación de la doble materialidad
– planes de transición climática e información sobre emisiones de gases de efecto invernadero,
– el proceso de diligencia debida
– cuestiones de biodiversidad.
Casi la mitad de las empresas tienen casi al día la información que deben facilitar sobre sus planes de transición y sus emisiones en los ámbitos 1 a 3, con objetivos claros y fechados para reducir dichas emisiones.
En los demás temas principales, los resultados son más desiguales. En primer lugar, sobre el doble proceso de materialidad que se ha puesto en marcha. Los impactos, riesgos y oportunidades se revelan en su mayoría de forma demasiado genérica. No entran en suficientes detalles. Además, muy pocas empresas discuten los efectos de sus riesgos o impactos materiales en su modelo de negocio, estrategia y toma de decisiones. Otro punto importante es que menos de un tercio de las empresas del panel :
– describen la metodología aplicada al análisis de materialidad
– y explican cómo, en términos prácticos, llegaron a estimar la materialidad de la información que deben divulgar en sus informes.
Sólo siete empresas explican cómo incluyeron a las partes interesadas en el proceso de evaluación de la materialidad. Y menos de un tercio de las empresas describen claramente cómo involucran a estos grupos de interés.
Por último, las cuestiones relativas a la biodiversidad siguen estando poco documentadas en los informes actuales. Por ejemplo, «sólo once empresas presentaron información sobre cómo han tenido en cuenta la biodiversidad en sus propias operaciones o cadena de valor, y cinco explicaron, al menos en términos generales, su dependencia de la biodiversidad», señala Frank Bold.
Hay que recordar, sin embargo, que no hay obligación de incluir todos estos elementos en los informes de 2023. El año que viene será una historia completamente distinta.