La Comisión Europea define las finanzas sostenibles como un enfoque que integra las consideraciones ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) en las decisiones de inversión en la esfera financiera, lo que resulta en un incremento de inversiones a largo plazo en proyectos y actividades económicas sostenibles.
Las consideraciones ambientales comprenden desde la mitigación y adaptación al cambio climático, hasta la conservación de la biodiversidad, la prevención de la contaminación y la promoción de la economía circular. En cuanto a las consideraciones sociales, estas engloban temas como la inequidad, la inclusión, las relaciones laborales, la inversión en capital humano y en comunidades, y la protección de los derechos humanos.
La gobernanza en entidades públicas y privadas, las estructuras de gestión, las relaciones con los empleados y la compensación de los ejecutivos, son también factores determinantes para garantizar que las consideraciones sociales y ambientales sean tenidas en cuenta en el proceso de toma de decisiones. La política de la Unión Europea tiene como objetivo alinear la inversión financiera con una economía más resiliente al cambio climático en toda la región, fomentando al mismo tiempo las consideraciones sociales y de gobernanza.
Con la implementación de nuevas políticas, los actores financieros y corporativos deberán demostrar su desempeño en ESG, ya que se han establecido normas de divulgación e información más rigurosas. La gobernanza efectiva es esencial para lograr una economía sostenible en la UE. El éxito de esta depende de la habilidad de las autoridades públicas y privadas para implementar estructuras de gestión, relaciones laborales equitativas y un sistema de compensación a los ejecutivos responsable.
El cumplimiento de estas responsabilidades contribuirá a que la UE alcance sus metas de desarrollo sostenible, ambiental y social. Para esto, las instituciones financieras y las empresas estarán sujetas a requisitos de transparencia y de divulgación de información para ser evaluadas en cuanto a su desempeño en términos de gobernanza efectiva.
Las finanzas ecológicas comprenden una diversidad de estrategias, iniciativas y productos de inversión que buscan mejorar la transparencia en los factores de riesgo ESG que influyen en las decisiones financieras. Algunas de las manifestaciones de las finanzas ecológicas en el mercado actual incluyen:
La financiación sostenible es esencial para abordar los desafíos ambientales a los que nos enfrentamos. El cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la escasez de recursos naturales son problemas urgentes que requieren soluciones a largo plazo. La financiación sostenible busca canalizar los recursos financieros hacia proyectos y empresas que tengan un impacto positivo en el medio ambiente y promuevan la transición hacia una economía más verde. Esto implica invertir en energías renovables, eficiencia energética, conservación de la biodiversidad y tecnologías limpias, entre otros.
Además, la financiación sostenible también es fundamental para abordar los desafíos sociales. La desigualdad, la pobreza y la exclusión social son problemas que persisten en todo el mundo y que requieren acciones concretas para su transformación. A través de la financiación sostenible, es posible destinar recursos a proyectos y empresas que promuevan la inclusión social, fomenten el empleo digno y mejoren la calidad de vida de las comunidades más vulnerables.
Otro motivo por el cual la financiación sostenible es importante es porque genera beneficios económicos a largo plazo. Las inversiones sostenibles no solo contribuyen a la protección del medio ambiente y el bienestar social, sino que también generan oportunidades de negocio y crecimiento económico. Cada vez más, los inversores están reconociendo que las empresas sostenibles tienen mayor capacidad de adaptación a los cambios y son más atractivas para los consumidores conscientes. De esta manera, la financiación sostenible puede ayudar a construir una economía más resiliente y competitiva.
Por último, la financiación sostenible es esencial para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por las Naciones Unidas. Estos objetivos abarcan aspectos como la erradicación de la pobreza, la igualdad de género, el acceso a la educación, la salud y el agua potable, entre otros. Para poder alcanzar estos objetivos, se necesita una financiación masiva y sostenible que pueda apoyar las inversiones necesarias en estos sectores.