El Centro Europeo de Regulación Digital Pérez-Llorca/Universidad Carlos III analiza el papel de los datos sobre la sostenibilidad

Autor: Lefebvre El Centro Europeo de Regulación Digital Pérez-Llorca/Universidad Carlos III analiza el papel de los datos sobre la sostenibilidad

Pérez-Llorca y la Universidad Carlos III de Madrid celebraron una nueva sesión del Centro Europeo de Regulación Digital Pérez-Llorca/Universidad Carlos III, en la que se abordaron los retos y oportunidades asociados al uso de los datos en el ámbito de la sostenibilidad.

Raúl Rubio, socio de Propiedad Intelectual, Industrial y Tecnología de Pérez-Llorca, y David Ramos, profesor titular de Derecho Mercantil de la Universidad Carlos III de Madrid, inauguraron la sesión destacando el objetivo del Centro como un proyecto destinado a generar conocimiento técnico-jurídico y a promover el diálogo entre el sector privado, el ámbito académico y las instituciones públicas, con el fin de afrontar los desafíos regulatorios del entorno digital y contribuir a la creación de normativas más efectivas y sostenibles. Rubio subrayó la importancia de crear comunidades y foros de intercambio con una visión multidisciplinar, y señaló que “en un contexto incierto como el que estamos viviendo, una regulación adecuada puede aportar mayor certeza y garantizar transparencia”. Por su parte, Ramos afirmó que “cuando hablamos de sostenibilidad y de creación de valor a largo plazo, hablamos de información, una información que nos permite ser más eficientes, más productivos y reducir riesgos”.

A continuación, Sophie Marie Rathmes, Policy Officer Sustainable Finance en la Comisión Europea, abordó los principales desafíos en torno a los servicios de datos de sostenibilidad desde la perspectiva institucional. Rathmes resaltó que contar con datos de alta calidad, estandarizados y fiables es esencial para generar oportunidades de valor y mitigar riesgos. En este sentido, explicó que la Comisión Europea ha impulsado diversas medidas orientadas a establecer un marco regulatorio común, como la taxonomía verde o los bonos sostenibles, con el objetivo de facilitar el cumplimiento de las crecientes obligaciones de información no financiera. Asimismo, subrayó el Reglamento Ómnibus como herramienta para reducir la carga administrativa y simplificar el acceso a estas plataformas, sin renunciar al compromiso con la sostenibilidad. “Europa debe seguir siendo un referente en innovación regulatoria y sostenibilidad”, concluyó.

Posteriormente, tuvo lugar la mesa de debate sobre el ciclo de vida de los datos de sostenibilidad y el ecosistema de actores implicados en su gestión, coloquio moderado por Raúl Rubio y que contó con Itziar Castelló Molina, Reader in Sustainability and Digital Economy en Bayes Business School; José María de Paz, socio de Criterios ESG y Regulación de Cambio Climático de Pérez-Llorca; Sara Rodríguez, Global Head of Corporate Sustainability de Abertis; y la ya citada Sophie Marie Rathmes.

Sara Rodríguez comenzó su intervención abordando el papel central de los datos en la transformación interna de las compañías y subrayó su doble función: responder a las exigencias externas y guiar la mejora operativa. “Todo lo que no se mide, no se puede mejorar”, afirmó Rodríguez, quien puso el foco en la importancia de construir un lenguaje común dentro de las organizaciones y de implicar a todos los profesionales en este proceso, especialmente cuando objetivos como la descarbonización están vinculados a los sistemas de remuneración.

Itziar Castelló reforzó esta idea enmarcándola en el contexto más amplio de una crisis de legitimidad en torno a la sostenibilidad. Señaló que esta legitimidad se ha visto socavada por factores políticos y la difusión de narrativas engañosas. Durante los últimos cinco años, el discurso dominante en torno a los criterios ESG ha promovido la idea de que los mercados financieros liderarían la transición hacia la sostenibilidad. Esta creencia se vio reforzada por afirmaciones de que las inversiones ESG ofrecían mayores rendimientos. Sin embargo, hace aproximadamente un año, el entusiasmo del sector financiero comenzó a decaer. Castelló subrayó el papel fundamental de los organismos reguladores para restablecer la credibilidad de los objetivos de cero emisiones netas. Este proceso de relegitimación argumentó, debe estar respaldado por datos fiables y mecanismos de verificación sólidos. “Debemos fomentar una narrativa de rendición de cuentas a todos los niveles, basada en procesos de legitimación y credibilidad”, señaló.

Desde una perspectiva jurídica, José María de Paz planteó la necesidad de redefinir el enfoque de las empresas frente a la información no financiera. Destacó la importancia de integrar la sostenibilidad en la estrategia y el gobierno corporativo, señalando que “no se trata solo de informar, sino de tomar mejores decisiones, con el Consejo de Administración como actor central del proceso”. También pidió mayor flexibilidad normativa para que las empresas diseñen sus propios procesos sin desvincularse de los objetivos comunes.

Rathmes cerró el primer panel recalcando que muchas empresas enfrentan dificultades para aplicar los requisitos actuales. Subrayó que el Reglamento Ómnibus busca simplificar estos procesos sin renunciar a la ambición climática. “Nuestro objetivo es crear un espacio colaborativo que facilite la transición sostenible y evite la incertidumbre regulatoria”, concluyó.

David Ramos dio paso a un segundo coloquio centrado en los roles y funciones de los agentes del ecosistema de información de sostenibilidad, con la participación de Edgar Löw, profesor de Práctica en Contabilidad de la Frankfurt School of Finance & Management; Natalia Valls, responsable de Reporting Estratégico de Sostenibilidad en Caixabank; Nejc Smole, representante del Banco Central Europeo; y Nicholas Dodd, experto en financiación climática y transición energética en RMI.

Natalia Valls señaló la dificultad de comparar criterios entre agencias de rating ESG, puntualizando la necesidad de estandarización y de cerrar la brecha entre lo voluntario y lo regulado. “La estandarización es clave, pero aún persisten vacíos relevantes que dificultan la comparabilidad de la información”, abogó.

Por su parte, Nejc Smole explicó el enfoque del Banco Central Europeo, que ya ha integrado el riesgo climático en su marco de supervisión. Destacó que los datos deben ser completos, fiables y contextualizados, advirtiendo que “la calidad es más importante que la cantidad: entender el contexto detrás del dato es fundamental para una supervisión bancaria eficaz” y compartió algunos ejemplos muy interesantes en el ámbito de los préstamos hipotecarios y los certificados de eficiencia energética.

Nicholas Dodd defendió el uso de métricas prospectivas para anticipar riesgos y orientar inversiones hacia objetivos climáticos. “La transformación energética no se logra solo con compromisos, sino con decisiones informadas basadas en datos confiables, abiertos y verificables”, afirmó. Asimismo, sugirió que la sostenibilidad exige nuevas métricas que miren hacia adelante; los datos no deben ser una barrera, sino un puente hacia la acción climática efectiva y medible.

Finalmente, Edgar Löw fue el encargado de cerrar el segundo panel. El catedrático analizó el papel del auditor ante la creciente demanda de información sostenible por parte del sector financiero. Subrayó la necesidad de garantizar la calidad del dato sin generar cargas excesivas. “Los auditores debemos asegurar la calidad sin imponer cargas innecesarias, en un entorno aún inmaduro y complejo”, concluyó.

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