La inteligencia artificial (IA), el Internet de las cosas (IoT) y la conectividad avanzada son innovaciones que jugarán un papel fundamental en la movilidad del futuro, no solo mejorar la eficiencia del transporte, sino también para incrementar su seguridad.
Estas son algunas de las conclusiones del V Observatorio de la Movilidad Sostenible de España “Desafíos de la movilidad intermodal: sostenible, conectada, eficiente y segura”, puesto en marcha por Fundación Ibercaja, a través de su proyecto Mobility City, y la consultora Grant Thornton, que se ha presentado en Zaragoza.
Este informe tiene como objetivo, según Mar García Ramos, socia de Automoción, Industria y Movilidad Sostenible de Grant Thornton, recopilar “exhaustivamente las múltiples dimensiones que la movilidad actual debe tener, entendida como un acceso universal, equitativo y diversificado”.
La nueva edición del estudio destaca la innovación y la sostenibilidad como claves imprescindibles en la manera de moverse, no solo por carretera, sino también en el transporte aéreo, ferroviario y marítimo, aspectos fundamentales en un entorno comercial globalizado. Precisamente, el empleo de las nuevas tecnologías puede resultar de gran utilidad en la mejora de la accesibilidad a las zonas rurales, con soluciones como la movilidad a demanda o la digitalización del transporte público.
Estas son las claves para el futuro de la movilidad según José Luis Rodrigo, director general de Fundación Ibercaja, quien asegura que “innovación y tecnología resultan ejes fundamentales para aumentar la calidad de vida de las personas, reducir la contaminación ambiental y mejorar la eficiencia del transporte hacia un futuro mejor para todos”.
Por otro lado, el informe también arroja luz sobre los retos de la logística sostenible, que ha de afrontar desafíos como son los tiempos y la eficiencia en la entrega en última milla, la reducción del impacto ambiental o la congestión urbana.
En el marco de este estudio, cabe destacar que nuestro país continúa dando pasos en materia de movilidad respetuosa con el entorno, pero todavía lentamente y lejos de las cifras de otros países de nuestro entorno. Según el Barómetro de Electromovilidad 2023 de ANFAC, el 12% de los vehículos que vendieron fueron electrificados, una tasa lejana a la media europea, situada en el 22,3%. El porcentaje es aún menor en el caso, por ejemplo, de los vehículos industriales electrificados, que apenas llegan al 1,2%.
Por otro lado, la infraestructura de recarga de acceso público ha alcanzado los 29.301 puntos, lo que en comparación con el año anterior supone un notable aumento de 11.173 nuevos puntos de recarga, aunque aún lejos de los 45.000 puntos de recarga planteados por el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) para 2030.
El V Observatorio de la Movilidad Sostenible de España señala que la situación de la movilidad en nuestro país ha experimentado una transformación significativa gracias a la adopción de tecnologías emergentes y modelos de negocio innovadores. Un enfoque que no solo abarca a individuos, sino que también se extiende a empresas, con un alcance que incluye relaciones tanto B2C como B2B. Sin embargo, tras la pandemia el transporte por carretera ha consolidado su posición predominante.
Entre las iniciativas disruptivas, destacan los servicios de transporte compartido y las plataformas integradoras, que ofrecen opciones más flexibles y asequibles, facilitando la planificación de rutas multimodales y optimizando la eficiencia. Además, la transición hacia vehículos eléctricos, el desarrollo de infraestructuras de carga y la expansión del transporte público eficiente refuerzan este cambio hacia un modo de moverse más inclusivo y sostenible. Estos avances han de estar respaldados por políticas que promuevan la accesibilidad universal y la seguridad en los desplazamientos.
El estudio también señala la importancia del transporte para la economía, el comercio, el turismo y las oportunidades laborales. La industria del automóvil, que en nuestro país ocupa a dos millones de trabajadores y supone un peso en el PIB del 10%, es vital para la generación de riqueza y ha sabido evolucionar hacia vehículos más limpios para enfrentar el cambio climático. Sin embargo, el camino hacia una movilidad inclusiva enfrenta desafíos e incertidumbre, como la falta de homogeneidad en las normativas de emisiones, la insuficiente infraestructura de recarga y el desabastecimiento de combustibles alternativos.
Estos desafíos se ven agravados por la presión regulatoria sobre el sector, la existencia de un mercado imperfecto y la escasez de perfiles especializados en el ámbito laboral. Además, la falta de conocimiento sobre la red de recarga y las autonomías actuales de los vehículos eléctricos también influyen en la percepción de limitaciones en el transporte eléctrico. Para superar estos obstáculos y avanzar hacia una movilidad más inclusiva, segura y sostenible, es crucial la colaboración entre sectores público y privado, así como la implementación de políticas y estrategias integradas.
La movilidad tiene una gran transformación tecnológica pendiente. La inteligencia artificial (IA) y el Internet de las Cosas (IoT) están desempeñando un papel crucial, impulsando vehículos conectados y autónomos, así como sistemas de gestión de tráfico inteligentes, que mejoran significativamente la eficiencia y seguridad en las carreteras. Además de potenciar la autonomía vehicular, la IA está transformando la fabricación y la conectividad, siendo un pilar esencial para la Industria 4.0. Estas innovaciones tienen un impacto profundo no solo en el transporte de pasajeros y mercancías, sino también en la experiencia del usuario y la eficiencia productiva.
Por otro lado, la tecnología puede ser de gran utilidad en la necesaria conectividad del entorno rural. La digitalización del transporte público y la implementación de aplicaciones móviles para compartir coches, taxis o incluso préstamos de vehículos a través de los ayuntamientos son estrategias que pueden adaptarse a las necesidades específicas de estas zonas.
En cuanto al entorno urbano, la gestión sostenible del transporte requiere una planificación cuidadosa que fomente el uso del transporte público y la movilidad activa, al tiempo que limite el uso de vehículos privados en áreas congestionadas. La estrategia de ‘ciudades de 15 minutos’ es una innovadora propuesta que busca que los residentes puedan satisfacer sus necesidades básicas en cortos desplazamientos a pie o en bicicleta. Esta estrategia no solo contribuye a reducir la congestión, sino que también mejora la calidad de vida, promoviendo comunidades más saludables y cohesionadas.
El estudio señala también que, aunque la tecnología juega un papel fundamental, no es suficiente por sí sola. Es esencial desarrollar políticas regulatorias adecuadas que aseguren la implementación segura de estas tecnologías. Además, las campañas de concienciación pública son fundamentales para educar a la población sobre el uso correcto de estas innovaciones y promover una cultura del transporte más responsable.
Por otro lado, la logística de última milla se enfrenta a desafíos significativos en materia de movilidad sostenible, como tiempos de entrega ajustados, eficiencia en las entregas, reducción del impacto ambiental y congestión urbana. Para abordarlos, son necesarias soluciones innovadoras como la electrificación de flotas, la optimización de rutas con software especializado o la implementación de puntos de recogida automatizados. Estrategias que buscan equilibrar la eficiencia logística con la sostenibilidad ambiental, especialmente en áreas urbanas densamente pobladas.
La cooperación entre los actores de la cadena de suministro, la implementación de regulaciones precisas y la adopción de tecnologías emergentes son clave para superar estos retos. La electrificación de la flota de vehículos y la creación de infraestructuras de carga son esenciales para reducir la huella de carbono, mientras que la colaboración entre las partes involucradas garantiza el éxito de estas innovaciones.
La expansión y modernización de las redes ferroviarias requieren una colaboración entre instituciones públicas y empresas privadas, impulsada por estrategias adaptadas a las demandas de los clientes, fomento de la intermodalidad y medidas ambientales.
La inversión estratégica en infraestructuras ferroviarias, respaldada por la Unión Europea, no solo mejora la eficiencia y conectividad, sino que también impulsa la sostenibilidad y el desarrollo socioeconómico al generar empleo y aumentar la movilidad respetuosa con el entorno.
El transporte ferroviario, considerado el modo más seguro según la Unión Internacional de Ferrocarriles, es esencial para promover la inclusión social, la accesibilidad y la equidad en la movilidad. La inversión en tecnologías emergentes como la Inteligencia Artificial y el Big Data mejora la seguridad ferroviaria, detectando de manera anticipada anomalías y problemas. Es crucial, por lo tanto, establecer estándares de seguridad, realizar pruebas exhaustivas y mantener actualizadas las defensas digitales para garantizar una movilidad segura y eficiente en el transporte ferroviario.
El transporte ferroviario destaca como un medio con alto potencial para el desarrollo de una intermodalidad moderna y sostenible entre diferentes modos de transporte, debido a su eficiencia en largas distancias, capacidad de carga y fiabilidad. De este modo, los trenes emiten menos CO2 por tonelada-kilómetro que los camiones, contribuyendo a reducir las emisiones de gases contaminantes y la congestión vial.
Para promover la intermodalidad y alcanzar los objetivos de la Unión Europea de duplicar la participación del transporte ferroviario de carga para 2050, se requiere un aumento anual del 5% en el tráfico combinado. Entre 2014 y 2020, la Unión Europea destinó 1.100 millones de euros para apoyar el desarrollo del transporte intermodal, subrayando la importancia de esta estrategia para el futuro del transporte sostenible en Europa.
El V Observatorio de la Movilidad Sostenible de España también señala que el sector de la aviación en Europa ha de enfrentar desafíos significativos en cuanto a la movilidad aeroportuaria, incluyendo la congestión y la falta de infraestructuras adecuadas. El aumento proyectado del tráfico aéreo amenaza la eficiencia y comodidad de los aeropuertos, con impacto en aproximadamente el 50% de los vuelos si no se abordan estos retos. Se requiere, por lo tanto, una inversión considerable en tecnologías avanzadas, sistemas de gestión de flujo de pasajeros y transporte terrestre eficiente para mejorar la conectividad y reducir los tiempos de espera.
Los aeropuertos europeos se enfrentan a una saturación de su capacidad debido al crecimiento del tráfico aéreo, que se espera casi se duplique para 2030. Actualmente, aeropuertos clave como Düsseldorf, Frankfurt, Londres Gatwick, Londres Heathrow y Milán Linate ya operan al límite de su capacidad. Si continúa la tendencia actual, para 2030, aeropuertos adicionales como los de París CDG, Varsovia, Viena, Atenas y Barcelona también estarán saturados.
Para abordar estos desafíos, es crucial mejorar la infraestructura de transporte terrestre hacia los aeropuertos e implementar tecnologías para agilizar los procesos de seguridad y check-in. Además, la búsqueda de la sostenibilidad en la aviación se impulsa mediante tecnologías emergentes y el desarrollo de combustibles sostenibles como los Sustainable Aviation Fuels (SAF), para los que la Unión Europea (UE) se marca como objetivo un 63% de uso para 2050. Estos avances no solo ofrecen soluciones para reducir emisiones y mejorar la eficiencia, sino que también representan una oportunidad económica significativa para Europa, con un impacto económico proyectado de más de 10.000 millones de euros al año y la creación de hasta 100.000 puestos de trabajo directos para 2035.
El estudio también señala que la modernización de la infraestructura portuaria, conocida como Puertos 4.0, se posiciona como un factor esencial para mejorar la eficiencia y sostenibilidad del transporte marítimo. La incorporación de tecnologías como IoT, inteligencia artificial y la automatización optimiza las operaciones, promoviendo la seguridad, eficiencia energética y sostenibilidad ambiental, beneficiando tanto a las empresas como a la calidad de los servicios.
Además, la conciencia ambiental impulsa prácticas más sostenibles en el transporte marítimo, con la adopción de combustibles limpios y mejoras en la eficiencia energética de los barcos. Iniciativas como “FuelEU Maritime” reflejan un compromiso hacia la reducción de la huella de carbono. Sin embargo, el desarrollo de nuevas rutas comerciales presenta desafíos logísticos y regulatorios que requieren una coordinación entre sectores público y privado y la armonización de regulaciones para garantizar operaciones sostenibles.