El marco normativo de la Unión Europea (UE) sobre criterios ESG (medioambientales, sociales y de buen gobierno) ha sido un factor clave en el impulso de la inversión sostenible, aunque aún requiere de mayor claridad y refinamiento, de acuerdo con un estudio realizado por CFA Institute, una asociación de profesionales del sector financiero.
Según CFA Institute, los desafíos más significativos para los inversores en materia ESG giran en torno a la divulgación de información financiera sostenible, la fiabilidad de los datos y la complejidad de las calificaciones ESG. Un 65% de los encuestados en el estudio indicó que la escasez de datos confiables y verificables es uno de los obstáculos más grandes que enfrentan los gestores de activos al aplicar el reglamento SFDR (Sustainable Finance Disclosure Regulation) de la UE.
Además, la investigación destaca que casi la mitad de los participantes considera que los costos asociados a la obtención de datos ESG y la falta de personal especializado para recopilar y analizar dicha información representan un reto considerable para la implementación efectiva del reglamento SFDR.
El informe también señala que los inversores minoristas pueden encontrarse confundidos por la cantidad y complejidad de la información sobre sostenibilidad. Un 45% de los encuestados cree que esta situación conduce a menudo a la confusión de los inversores minoristas a la hora de tomar decisiones de inversión.
En particular, un tercio de los encuestados argumentó que los requisitos de divulgación establecidos en los artículos 8 y 9 del SFDR son demasiado complejos, lo que dificulta que los inversores minoristas comprendan el verdadero impacto en sostenibilidad de los fondos en los que están considerando invertir.
El informe también aborda la “falta de definiciones claras” en el reglamento SFDR de la UE, ya que un 32% de los profesionales encuestados encontró dificultades para comparar productos ESG debido a que las divulgaciones requeridas no están estandarizadas y varían entre jurisdicciones, lo que complica la tarea para los inversores minoristas.
Por otro lado, un 37% de los inversores opinó que el reglamento de la Taxonomía de la UE es demasiado detallado, lo que ha resultado en una complejidad de la información y confusión entre los inversores y otras partes interesadas.
Ante estas inquietudes, CFA Institute ha propuesto una serie de recomendaciones al regulador, entre las que se incluyen:
– Proporcionar una terminología ESG clara y uniforme en todo el marco normativo sobre finanzas sostenibles.
– Desarrollar una legislación más adaptada y alineada con las necesidades de los participantes del mercado financiero.
– Considerar los desafíos que suponen los datos ESG poco fiables y los costos asociados a su correcta recopilación, así como la capacitación del personal para su análisis.
– Mejorar la claridad en el sistema de categorización de fondos descrito en la SFDR para los requisitos de divulgación bajo los artículos 8 y 9, lo que podría simplificar la complejidad y mitigar los riesgos de ‘greenwashing’.
– Abordar las calificaciones ESG y las metodologías divergentes utilizadas por los proveedores para favorecer una mayor estandarización y comparabilidad.
Estas medidas podrían contribuir a un entorno de inversión más transparente, confiable y accesible, facilitando así la adopción de prácticas de inversión sostenibles y el logro de los objetivos de desarrollo sostenible.