El ‘Esade Gender Monitor‘ de 2021 muestra que el 56,3% de directivas no considera el equilibrio de género como una prioridad estratégica en sus empresas. Esta información ha sido publicada el 1 de marzo por Esade Women Initiative (EWI), tras haber analizado la opinión de más de 1.000 mujeres directivas y profesionales de diversos sectores.
Así pues, a pesar del avance en la mentalidad de las empresas con relación al equilibrio de género -de un 65% en 2016 que afirmaba que era un “problema de mujeres” o “una moda” a un 23% en 2023-, este progreso no se ve reflejado de igual manera en la cultura de la empresa.
Respecto al cumplimiento de normas, el 76,5% de las compañías donde trabajan las personas consultadas tiene un Plan de Igualdad. Este es un requisito obligatorio para las empresas con más de 50 empleados, sin embargo, cada dos directivas no detectan cambios en la empresa como resultado de esto.
Un estudio refleja que el 74,7% de las directivas españolas cree que las próximas generaciones de mujeres profesionales serán menos tolerantes con la desigualdad y no harán renuncias personales para avanzar en su carrera.
El 67,2% de las encuestadas han tenido que sacrificar su salud mental y bienestar, seguido por el 65,6% que ha dado prioridad a su trabajo sobre el ocio y tiempo libre, y un 48,7% que ha dejado de lado sus relaciones familiares. Un 42% de las mujeres encuestadas han retrasado o renunciado a la maternidad para centrarse en su carrera profesional.
Los entrevistados señalan que el cambio generacional se fundamenta en el avance de las empresas en cuanto al equilibrio de género. Un 41,5% de las consultadas cree que su empresa supera la media en esta materia; mientras que el porcentaje asciende al 71,2% en el caso de las empresas dirigidas por mujeres. Estas profesionales muestran menor tolerancia a la desigualdad (74,5%) y un alto nivel de confianza en su propio potencial (64,5%).
De acuerdo a la directora y coautora del Esade Gender Monitor, Eugenia Bieto, las generaciones de mujeres profesionales de menos de 30 años tienen una prioridad mayor que sus predecesoras en cuanto al equilibrio entre la vida personal, familiar y profesional. Estas mujeres conocen mejor sus derechos como personas y como empleadas, exigen más a la empresa en cuanto a la igualdad de género y muestran un mayor activismo al respecto. Sin embargo, según Bieto, se percibe que tienen el mismo nivel de ambición profesional que sus predecesoras.
Las barreras de género detectadas por las directivas diariamente son principalmente los sesgos inconscientes (44,7%), el desafío de equilibrar sus vidas profesional, personal y familiar (29,6%) y la falta de reconocimiento por sus logros (23,2%). Sin embargo, un 28,6% de ellas afirma que no existen barreras para ellas, cifra que se eleva al 34,9% para las empresas dirigidas por mujeres.
Las mujeres entrevistadas destacan que, durante el último año, han experimentado desigualdades significativas en áreas como la promoción (43,1%), la visibilidad de sus tareas (40,5%) y el salario (39,9%). Estas disparidades son notorias en contraste al hombre.
Las directivas consideran que los programas de acompañamiento (48,3%), la formación en habilidades directivas (38,1%), la identificación y corrección de sesgos inconscientes (34%) y horarios flexibles (37,3%) son las mejores medidas para acabar con las barreras y desigualdades. No obstante, las empresas no están aplicando estas medidas de forma adecuada: las ayudas a la conciliación y las cuotas de género son dos de ellas.
En el caso de las cuotas, una proporción de seis de cada diez personas consultadas se expresó a favor. Esto, según la coautora del estudio y directora académica en programas de Equilibrio de Género y D&I de Esade, Patricia Cauqui, evidencia una significativa transformación de la opinión a lo largo del tiempo.
Además, a pesar del cambio significativo en las opiniones sobre la eficacia de las cuotas, lo que la mayoría parece desear, según las medidas sociales priorizadas, es la normalización de lo que una persona puede hacer sin importar su género, según el estudio.
La visibilidad de referentes femeninos en los medios de comunicación y en el ámbito cultural fue la medida más votada con un 8.57 sobre una escala del 0 al 10. Seguida en segundo lugar, con 8.47, está la normalización de los cuidados en el ámbito privado por parte de ambos miembros de la pareja.
Las asociaciones de mujeres profesionales son el agente social en el que se depositan las mayores esperanzas (9,33) y del que más reciben (8,13). Sin embargo, el nivel de satisfacción con las soluciones aportadas por la empresa privada y el Gobierno es considerablemente inferior a la implicación esperada (9,15), con valores de 5,4 y 5,6, respectivamente.